domingo, 4 de mayo de 2014

Mi filosofía educativa

Empiezo con una metáfora, que luego explicaré paso a paso.
La escuela debe darle plumas a las "alas" del estudiante, para que éste sea capaz de volar por sí mismo tan alto como él/ella pueda.
La escuela debe enseñarle al estudiante que tiene alas, qué son éstas, cómo se usan y sugerirle que las despliegue, use y fortalezca para surcar el cielo.
Si la escuela cumple con este primer cometido, le estará brindando libertad, responsabilidad y futuro al estudiante, al hacerlo responsable de su propio futuro. Además deberá enseñarle cuáles son los movimientos necesarios para volar con eficacia y belleza, entendida la primera como el hacer las cosas bien desde el primer intento, y la segunda como el desarrollar los valores, virtudes y actitudes correctas, acorde con la ley, las buenas costumbres y el bien común.
¿Cómo hacerlo? En principio, creo que la enseñanza debe ser lúdica, las actividades que lleven al aprendizaje deben exigir el uso de la abstracción y reflexión para que el estudiante descubra el conocimiento casi por sí mismo, de manera personal. Los estudiantes deben llegar a expresar sus ideas con precisión; deben poder leer e interpretar un texto, y deben poder desarrollar y defender una postura ideológica personal enfrente de un público tanto antagónico como complaciente.
Por otro lado, la evaluación debe ser permanente y con base en la premisa de demostrar de manera fidedigna que se han desarrollado las habilidades de aplicar los conocimientos adquiridos en situaciones reales, a través de la realización de diversas actividades prácticas.  Aún así, el examen escrito debe subsistir a las propuestas de desaparecerlo, para demostrar que la realización acertada de prácticas corresponde a la interiorización de los conceptos teóricos del curso.
Ahora bien, cada estudiante es único y diferente por lo que como meta señalaría el lograrla potenciación máxima de cada estudiante, así como la homologación de los conocimientos mínimos adquiridos por un grupo.
Casi para terminar, desearía tocar el punto medular de la formación de los estudiantes, que expreso como la urgencia de hacerlos responsables de su propio aprendizaje; hacerles ver sus habilidades innatas (alas), potencial (envergadura de sus alas), carencias (plumas que necesitan adquirir o hacer crecer), y las cualidades que son admirables en sociedad (colorido de sus alas).  Si el estudiante busca por sí mismo potenciar sus habilidades de aprendizaje, adquiere conciencia de sus procesos de metacognición y asume los valores de responsabilidad y autodisciplina, habremos cumplido con el papel que la sociedad espera del docente.
El docente, si bien es quien dirige el proceso de enseñanza-aprendizaje, también debe estar consciente de que va a ser superado, por lo que deberá estar abierto a aprender él también, deberá ser flexible a los cambios y mejoras que presenten sus estudiantes y a dejar que sus aprendices usen las alas que les ha enseñado a usar, de acuerdo a sus propias necesidades, creencias, intereses y acordes al contexto al que ellos se enfrentan.