Reseña crítica
del texto “La construcción social del contenido a enseñar”, de Gvirtz y
Palamidessi
Como el nombre
lo indica, este primer capítulo de su libro trata de la fuerte influencia que
ejerce la sociedad en la determinación de los contenidos a enseñar en la
escuela, es decir cómo seleccionan, organizan, distribuyen y presentan los contenidos.
Empiezan por
definir el término “contenido” y lo ligan a los términos de controlar y limitar
y en ese párrafo afirman que los contenidos son algo que permite ¡llenar el
tiempo! Una justificación para tener a
los niños en el aula… ocupados. Es lamentable que se perciba así, pues implica
un desprecio a todo lo que puede aprender una persona que está conviviendo con
la naturaleza o la sociedad en la que vive, y que la escuela es para quitarse a
los niños de encima y, además, que en la escuela los controlan.
En otro momento
aclaran que un problema de los contendidos es que son determinados por un
emisor que nunca ha estado frente a los estudiantes, es un estratega que lo ve
todo desde arriba, y añaden que puede seguir varios patrones de intención al
determinar los contenidos: políticos, económicos, sociales, ideológicos, que
prevalecen en la cultura donde surgen, pero que no necesariamente son compartidas
con otros grupos.
Dado que la
cultura le da beneficios económicos, sociales, poder, reconocimiento u otros a
quienes la poseen, las personas que ya tienen esto intentan preservar sus
posiciones y evitar la “competencia” mediante la dosificación y selección de la
cultura y especialización: hay una selección cultural del contenido a enseñar.
Los contenidos
serán determinados por quienes dominan el juego social: los que tienen poder, o
controlan la economía o dirigen la sociedad. Los mecanismos para hacerlo son la
prohibición, la determinación de quién posee la verdad y cómo la usan, así como
el cumplimiento de cómo se hacen las cosas. Ellos conforman tres campos que
determinan el contenido a enseñar: el campo cultural, el campo del estado y el
campo del mercado.
Dependiendo de
cuál de estos campos tenga más poder en una sociedad, variarán los contenidos a
impartir en un sistema educativo, pues ese agente señalará lo que es valioso,
conveniente, bello, bueno y útil.
Así, los
contenidos se eligen “para” lograr una sociedad predeterminada por intereses
políticos, económicos, morales, etc.
Por otro lado, en
las sociedades democráticas la educación se considera un bien común, por lo que
sigue los principios de gratuidad, obligatoriedad y equidad. Se universaliza la
educación y se determinan numerosas competencias básicas.
Una propuesta
muy interesante es que, si bien es muy difícil determinar qué es lo básico y en
qué orden se debe impartir, lo importante es que existan mecanismos democráticos
de expresión, para evitar que ninguno de los grupos que tienen interés en
controlar la cultura de la población imponga sus posturas. Todos deberían tener
las mismas posibilidades de influir en la determinación de los contenidos a
enseñar y en el currículum.
La segunda gran
propuesta es que la educación debería ser relevante y pertenecientes a la tradición
pública (ciencia, arte, filosofía, derecho y tecnología- ninguna de ellas útil
en sí), y la tercera propuesta es que
deben estar aunadas a la comprensión de problemas sociales y personales actuales.
En alguna otra
parte del texto señalan que los contenidos a enseñar deben ser conceptuales,
procedimentales y actitudinales.
Así, sin
mencionar una sola vez el término “enfoque de competencias” llegan a la misma
conclusión.
Agregan que la
educación debería ser multicultural, multidisciplinaria,basada en problemas o
proyectos, y que los docentes debería poder expresar y compartir sus inquietudes
y opiniones.
Hola Maestra Verónica:
ResponderEliminarEfectivamente, como bien lo mencionas, hablar de contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales nos lleva a la asociación con el enfoque de competencias.
¡Buen trabajo!