viernes, 28 de marzo de 2014

Laura Frade entra en mi vida

Planteamientos útiles de Laura Frade

En el artículo “Evaluación inicial: quiénes son nuestros estudiantes y que saben hacer”, Laura Frade expone que el recurrido examen diagnóstico en el enfoque de competencias debe recopilar información no sólo de los conocimientos previos de los estudiantes, sino también brindarle al docente información sobre quiénes son los alumnos y cómo “usan” sus conocimientos.
Así, con un ensayo o un relato anecdótico puedo valorar la capacidad de los estudiantes para expresar sus ideas, y al mismo tiempo permite ver cómo piensan, qué sienten, qué quieren.
Esto me resulta muy interesante pues, de acuerdo con ella, este examen diagnóstico me permitiría entablar una relación más integral con mis alumnos, ayudarlos a desarrollar las habilidades de las cuales se demostró que carecían y también a usar temas que son de su interés. Además de eso, me enteré de que existe la competencia empática del docente y los conocimientos obtenidos con el examen diagnóstico de competencias facilita su desarrollo y potencia los resultados positivos de una experiencia de enseñanza-aprendizaje entre un docente líder y alumnos que lo reconocen como tal.

En el artículo “La base del ser competente y la definición de las competencias” Laura Frade describe dos perspectivas para definir las competencias, la constructivista, que estudia cómo se produce el saber, además de señalar qué se debe saber; y la adaptativa, cognitiva y conductual, que se centra en el desempeño de una persona ante una demanda del entorno, esto es, cómo despliega todos sus conocimientos, habilidades y actitudes al resolver un problema. Luego analiza cómo se deberán diseñar los programas teniendo en mente el futuro y las necesidades que producirá, así como una breve indicación de cómo se evaluarán dichas conductas desde la perspectiva de idoneidad y adecuación. Al respecto señala que la sociedad es la que determina esto.
Me parece un poco aterrador tener que diseñar el programa educativo del futuro, puesto que esto es absolutamente incierto. La velocidad a la a que se dan los cambios es inalcanzable, en este sentido, creo que pronto la educación se modificará y lo que debemos diseñar es un programa de cómo usar la información que ya se tiene disponible, así como estrategias de análisis y toma de decisiones que funcionen sin importar los recursos que se tengan. Pero más me asustó y me hace reflexionar la aseveración de la Dra. Frade en el sentido de que la sociedad determina lo que está bien y lo que está mal… porque siempre lo ha hecho y reglamentado. Esta propuesta me preocupa, ya que, sin ser experta, puedo afirmar que los valores se están perdiendo y la sociedad ya no los vigila, ni exige ni interfiere con los que no los comparten. Entonces, la sociedad no puede ser un criterio para evaluar la idoneidad de un desempeño. Sabemos que hay grupos enteros de la sociedad que favorecen el aborto, el uso de influencias, ¡el dinero como pasaporte a los abusos!, etc. y no por eso está bien. Ciertamente no se me ocurre una mejor propuesta, salvo recurrir al derecho natural o a lo que numerosas religiones promueven, pero aún con eso ya existiendo, creo que el bien y el mal sólo llegan hasta donde está reglamentado, y a partir de ahí… espero que las madres hayan realizado una verdadera labor de educación moral en sus hijos.

Finalmente, en el artículo de “Qué no son las competencias” Laura Frade, contradiciendo el título del artículo, empieza diciendo qué es una competencia, incluso da cinco definiciones o características de las competencias, y sólo a la mitad del artículo diferencia los verbos a utilizar y cómo utilizarlos a la hora de diseñar las competencias. Así, los verbos que señalan la adquisición de conocimientos o el logro de una sesión de enseñanza-aprendizaje no constituyen la adquisición de una competencia. Es necesario que los verbos de desempeño de una competencia indiquen cómo están usando los conocimientos adquiridos en la resolución de una demanda del entorno.
Lo anterior me resulta muy enriquecedor por varios motivos. El primero es la sencillez con la que lo expone: una competencia debe incluir la resolución de una necesidad, y no sólo señalar la adquisición memorística de conocimientos. Es como una receta de cocina que se debe seguir y siempre terminará uno teniendo éxito. Y segundo, es que revisando algunos de mis trabajos anteriores descubro que tal diferenciación no existía en mi mente.
En horabuena, a buen entendedor pocas palabras.

1 comentario:

  1. Hola Maestra Verónica:
    Me gustó mucho el título que le diste a tu reflexión. Sobre la empatía del docente, Ramon Ferreiro en su libro "Cómo ser mejor maestro, el método ELI" dijo lo siguiente:

    El placer de relacionarse con las nuevas generaciones al hacerlo contribuir a su formación como ciudadano sin duda alguna constituye un aspecto fundamental cuando de profesionalización del docente se trata. Pero no basta ésta, se requiere además el "dominio" del contenido de enseñanza. Esto es necesario, es una condición sine qua non, esencial, muy relacionada, según las investigaciones realizadas, con el sentimiento de empatía que sienten los buenos maestros con sus alumnos y estudiantes.

    ¡Buen trabajo!

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