Principales retos y cambios a
emprender en la formación educativa al incorporar la educación basada en competencias
Introducción
La educación basada en
competencias se ha descrito en múltiples foros como una innovación que
sustituye la educación tradicional y subsana todos los malestares de ésta y de
la mayoría de las propuestas educativas. Cuando México escucha esta afirmación,
cierra sus ojos, y sin mayor análisis decide que ésa es la tendencia educativa
que va a implantar en el país, convirtiéndola en un Enfoque, debido al gran
número de personas a las que va dirigida.1.
No hubo mayor análisis,
simplemente se consideraron los requisitos que debe cubrir un empleado en el
mercado laboral globalizado, y los índices de desempeño de México en la prueba
de PISA en 2006. (4) Debido a esto y a que la tendencia de las competencias no
había sido plenamente desarrollada, y mucho menos probada en la práctica, hay
una confusión generalizada tanto entre los teóricos de la educación,
lingüística, sociología, psicología, filosofía, etc. como entre los encargados
de dictar las políticas para ponerla en práctica y aquellos que la viven a
diario en sus instituciones y aulas. Sergio Tobón aclara que el Enfoque de
competencias no es un modelo pedagógico, pues no pretende ser una
representación ideal de todo el proceso educativo. 2
Si bien el enfoque de
competencias podría cumplir con su cometido, es necesario reducir la distancia
entre las propuestas teóricas (que adicionalmente no convencen a todos) y el
proceso y/o metodología para ponerlas en práctica (que no está clarificado).
(1) Aunado a esto, es requisito indispensable convencer a los actores
educativos de la conveniencia y alcance de este enfoque, en vez de imponerlo de
una manera dictatorial, mediante un perfil básico de egreso, un Sistema
Nacional de Bachillerato, y una Reforma Integral de la Educación (principalmente
la Media Superior). (5)
Clarificación
Ahora bien, ¿a qué nos
referimos con el enfoque de competencias? A una orientación educativa que
“focaliza su atención en aspectos específicos de la docencia, del aprendizaje y
de la evaluación, tales como: integración de conocimientos, los procesos
cognoscitivos, las habilidades, los valores en el desempeño ante actividades y
problemas; la construcción de programas de formación acorde con los
requerimientos disciplinares, investigativos, profesionales, sociales,
ambientales y laborales del contexto; y la orientación de la educación por
medio de estándares e indicadores de calidad en todos sus procesos”2
De lo anterior deseo
resaltar la novedad de la importancia
de la “formación integral” de las personas, incluyendo valores, conducta,
actitudes, así como la consideración del contexto en el que se desenvuelve la
persona.3
También, el enfoque
centralizado en las acciones de docencia, que deben ser desarrolladas casi a
partir de cero, es decir, no hay un camino ya trazado, sino que es necesario
innovar, crear.
Finalmente, un reto
importante es la orientación hacia lo calidad, medida ¡con indicadores y
estándares! Sabemos que aún no hay un instrumento que evalúe la honestidad, la
empatía, lo que obliga al docente con enfoque de competencias a desarrollar
bloques de aprendizaje cuya evaluación muestre los rasgos de carácter de un
estudiante, lo cual resulta muy difícil, aunado a la presión de cubrir un
programa, luchar contra el tiempo, y sobre todo, romper con lo que se aprendió
y siempre ha hecho.
Argumentación
Entonces, ¿cuál sería
el camino a seguir? Mi propuesta es que este cambio a competencias debería
empezar en la punta de la pirámide política, seguir con la clase industrial,
continuar con la sociedad en general, y concluir en las aulas.
Lo anterior tendría por
objetivo trasformar la mentalidad de todos los participantes hacia la
perspectiva de educación (o crecimiento) integral.
La élite política debe considerar tanto el desarrollo humano como el escolar a
la hora de proponer cambios en las directrices gubernamentales educativas, y visualizar la educación como un proyecto a
largo plazo y apolítico, y sobre todo promover una actitud de aceptación de los
cambios que esto conlleva, para el Gobierno y para los gobernados.
En segundo término, los
industriales deberían favorecer la contratación de egresados que además de ser
competentes laboralmente, también se distingan por sus cualidades y valores
humanísticos.
Por su parte, la
sociedad también debe tolerar el cambio, generar la cultura de auto-desarrollo
y activa participación de los estudiantes en su formación integral, y así
favorecer la independencia y la responsabilidad en los mismos.
Por lo que se refiere a
los docentes, el primer reto del enfoque de competencias es romper la inercia,
después se debe acordar o determinar cómo aterrizar las competencias en un plan
de estudios y finalmente trabajar arduamente tanto en la tolerancia y
aceptación del cambio, como en la aceptación y apropiación de la necesidad de
que realicen ese gran esfuerzo adicional que el enfoque de competencias
requiere para llevarse a cabo con éxito (nuevos conocimientos, estrategias de
enseñanza, nueva metodología de evaluación, mayor compromiso, pensamiento
lateral, toma de decisiones, desarrollo de materiales didácticos, cambios al
programa, desarrollo humano y personal del alumno…).
Ahora, llegamos al
estudiante, anteriormente un pasivo receptor de la “sabiduría” del docente, que
ahora debe asumir su responsabilidad en el proceso de aprendizaje, y
convertirse en el protagonista y director de su propio crecimiento y formación
integral.
En todos estos casos,
el mayor reto es la tolerancia al cambio, el adquirir una nueva actitud de
responsabilidad y toma de decisiones, así como una conducta proactiva en todos
los contextos en los que se desenvuelve.
Objeciones
Los detractores políticos, industriales y sociales de
este enfoque, argumentan que el dinero es el indicador más importante en todas
las actividades políticas, sociales y educativas, y que éste sólo puede
provenir de las capacidades académicas del sistema educativo (o las tranzas).
De esta manera eliminan la importancia de formar la “calidad humana”, sólo
manejan números, calificaciones, contenidos, pero esto se contradice solo, ya
que el ser humano no sólo es razón, es sentimiento, voluntad, deseo. Negarlo es
negar el propio SER.
Los docentes sin vocación se escudan contra el cambio
argumentando que el Enfoque de competencias es temporal, sin embargo, en 2012
hubo cambio de presidente e incluso de partido político gobernante, y el
enfoque de competencias prevaleció. Los docentes con vocación desean el cambio,
para así darle sentido a su labor, sin embargo no saben qué hacer. Al
respecto, el momento histórico sugiere
que se podría dar una negociación entre los docentes y el Gobierno, si ambos
proponen beneficios mutuos, y compromisos bilaterales. Por ejemplo, el Gobierno
debe brindar capacitación especializada en competencias, y ofrecer mecanismos
para resolver las dudas operativas de los docentes al planear sus lecciones, al
planear la evaluación de competencias. Debe evitar imponer estrategias, debe
ofrecer apoyo. Por su parte, los docentes deberán probar sus conocimientos,
demostrar que tienen vocación y competencias docentes, así como interés en su
labor y valores que enseñar.
En cuanto a la
sociedad, constituida por los padres de familia, deberán dejar de criticar el
sistema educativo y proporcionarle a sus hijos la libertad responsable de
desarrollarse integral y activamente.
Conclusión
El enfoque de competencias brinda un interés por el
desarrollo integral de los estudiantes, les asigna una responsabilidad activa
en el logro de ese objetivo, y representa una revolución laboral a los
docentes, pues deben apropiarse de la teoría del enfoque por competencias, y
desarrollar las estrategias para la nueva manera de enseñar. Por su parte, las
autoridades, empresas y la sociedad deben modificar su actitud y tolerar el
cambio, que es lo único permanente.
Bibliografía
1. DÍAZ BARRIGA, Angel,
(2006) “El enfoque de competencias en la educación. ¿Una alternativa o un
disfraz de cambio?”, en Perfiles
educativos, vol. XXVIII, núm. 111, pp. 7-36
2. TOBÓN,
Sergio, (2006) “Aspectos básicos de
la formación basada en competencias”, Proyecto Mesesup, Taka, 2006 p.1
3. LATAPÍ SARRÉ,
Pablo; ( ) Conferencia “Una buena
educación, reflexiones sobre la calidad” Veracruz. http://www.cid.edu.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=85:pablo-latapi-recuperar-la-esperanza-en-la-investigacion-educativa&catid=55:videoconferencias&Itemid=92
SEP, Josefina Vázquez Mota, anunció varias
“acciones prioritarias” para revertir esa tendencia...
Tras los resultados de (México en) 2006, el Instituto
Nacional para la Evaluación de la Educación … refirió que el rendimiento
obtenido “muestra que (en) el sistema educativo mexicano … muchos jóvenes no
están siendo preparados para una vida fructífera en la sociedad actual y que
los alumnos de mejores resultados no están desarrollando las competencias que
se requieren para ocupar puestos de alto nivel en los diversos ámbitos de la
sociedad” http://www.jornada.unam.mx/2008/12/14/index.php?section=sociedad&article=037n1soc
5. Diario Oficial, 21de julio de 2008 “Acuerdos de Competencia Alumnos”
estrategia 13.1 (competencias didácticas de los profesores).
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